Diagnosis de la madera estructural en edificios antiguos: una necesidad para rehabilitaciones efectivas y económicas (2ª parte)
Estas diagnosis o inspecciones comienzan con análisis visuales previos, tanto en los elementos de madera a analizar como en los lugares susceptibles de dar información para la posterior ejecución de los análisis instrumentales. Estos lugares pueden ser las fachadas delanteras y traseras, las cubiertas, los patios o deslunados, etc., y nos pueden dar información de los del porque de la degradación de la madera, como puede ser el aporte de humedad constante, entre otras cosas.
Posteriormente se realizan análisis instrumentales como son las determinaciones de la resistencia a la penetración o resistografía, emisión/recepción ultrasonidos, técnicas de amplificación de sonido o radar, etc., y posteriormente plasmarlas en un informe técnico que pueda permitir conocer las prioridades de reparación, determinar el agente de biodegradación (terminas, hongos xilófagos, etc.) y también aportar los datos necesarios, respecto a la madera para la realización de los cálculos estructurales del proyecto.
Estos datos evitaran al cliente que se ejecuten tratamientos, eliminaciones o sustituciones innecesarias, que habitualmente son de coste elevado. Además la caracterización de la madera en cuanto a propiedades mecánicas permite también que el arquitecto, aparejador o calculista de estructuras efectúe con seguridad y garantías los cálculos estructurales necesarios.
Otro dato muy interesante que puede ayudar a los técnicos implicados en la rehabilitación de edificios antiguos, es la determinación de las especies de madera utilizadas en los diferentes espacios y según las épocas. En general en el mediterráneo, son en su gran mayoría especies pertenecientes a la clase conífera y excepcionalmente alguna frondosa templada. Estas coníferas son el pino rojo o silvestre (Pinus sylvestris), el pino laricio (Pinus nigra), el pino marítimo o resinero (Pinus pinaster) y en ocasiones también el pino carrasco (Pinus halepensis), por orden de mayor a menor calidad. Entre las frondosas y siempre de forma bastante testimonial, podemos encontrar el chopo (Populus alba y nigra).
Además, con un rango de fechas muy delimitado a las ultimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX se utilizaron otras especies, procedentes de la importación marítima, como son el pino amarillo del sur o lo que es lo mismo la tan conocida mobila (Pinus taeda, pinus echinata, Pinus palustris o Pinus ellioti) procedentes de zonas cálidas/tropicales del sur de los Estados Unidos de Norteamérica.
También se ha encontrado otra especie de muy buena calidad, pero en menos cantidad, esta es la picea roja (Picea Rubens), procedente en este caso de zonas mas frías de la costa noreste de los Estados Unidos.
Por ultimo pero no menos importante, en los informes también se pueden incluir los cálculos de la pérdida de sección de los elementos en caso de incendio, dependiendo de la necesidad de adaptación del espacio analizado, a un uso u otro (doméstico, público, etc.). Estos cálculos nos darán la sección que quedará efectiva, tras un tiempo (30, 60, 90 min) de exposición de la madera al fuego (R30, R60, R90, etc.). Todo esto siempre según los datos que nos exige el CTE (código técnico de la edificación) en su documento Básico SI, Seguridad en caso de incendio.
Estos informes y toda la información aportada en ellos es gracias a nuestra experiencia acumulada después de mas de 27 años, realizando este tipo de trabajos, más la experiencia en la realización/colaboración en diferentes proyectos regionales, nacionales y europeos de I+D+i relacionados con la madera y la construcción, y finalmente porque se realizan según las normas que la entidad normalizadora española AENOR, ha desarrollado para este tipo de trabajos, como puede ser, entre otras, la norma UNE 41805-8 (Diagnóstico de edificios. Parte 8: Estudio patológico de la estructura del edificio. Estructuras de madera.)
Departamento de Tecnología y Biotecnología de la Madera
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